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Garrotazo a la Democracia

Garrotazo a la Democracia

¿Cómo analizar los resultados de la jornada electoral del 2 de octubre? El ser racional nos dice que habría que reflexionar un instante por lo menos. El ser irracional, por otra parte, se lanza de una vez a la batalla contra la manada rival, como en la época en que no nos habíamos diferenciado todavía en humanos y chimpancés.

A continuación algunos apartes de artículos de opinión publicados en los diarios El Tiempo y El Espectador en las semanas anteriores al plebiscito. Ellos nos pueden ilustrar las razones por las cuales los colombianos votaron por el "Si" y por el "No". Comencemos por el “Si”:

“Apostar con el Sí por la implementación de este acuerdo, en cambio, es abrir una puerta de nuevas posibilidades para que esta nación adolorida pueda comenzar a cicatrizar sus heridas y construir una sociedad diferente, más justa, más incluyente y en la que, sobre todo, la vida recupere el valor que perdió al paso del conflicto.”

“Esta vez voto para que los campesinos vuelvan a sus tierras, para que haya más empleo, más inversión, más educación; para que Colombia, finalmente, sea un país tranquilo para nuestros niños y jóvenes.”

“Voto Sí porque confío en que los términos del acuerdo son los mejores posibles ...... En vez de gastar energía y recursos en la guerra, ¿qué tal lograr educación de calidad para todos? ¿Integrar todas las partes del territorio a un verdadero proyecto de país? ¿Luchar contra la corrupción unidos? ¿Contar con verdaderas políticas de empleo para los jóvenes?”

La gente que conozco y que votó por el “Si” lo hizo por razones muy similares a las de los columnistas citados en los tres párrafos anteriores. Ahora miremos lo que decían los partidarios del “No”:

“Votaré No, porque la guerrilla conservará enorme riqueza ilícita que debe ser entregada en su totalidad para reparar a sus víctimas. Dispondrán de bolsillos llenos para comprar elecciones y asaltar el Estado a través de las urnas. La democracia está en peligro.”

“Con el mote de ‘revolución bolivariana’, el chavismo ha hundido a Venezuela en el peor desastre de su historia. Usando el mismo engaño verbal, sus aliados en el continente satanizan la economía de mercado ofreciendo, con las prebendas del populismo, un ilusorio socialismo del siglo XXI. De su lado, las Farc no se apartan de este objetivo, solo que ahora han logrado ponerlo a su alcance, más que con las armas, con lo conseguido por ellas en La Habana.”

“Una enigmática justicia transicional repartirá culpas entre quienes defendieron la democracia y el Estado de derecho y los responsables de las más crueles acciones terroristas. Mientras los primeros, justa o injustamente, se encuentran recluidos en cárceles, los segundos no pasarán un solo día tras las rejas y sus culpas las purgarán en el Congreso.”

Los argumentos a favor del “Sí” son optimistas sobre el acuerdo y el futuro del país, y expresan vehementemente la esperanza y el deseo de salir del conflicto. Nacen de lo profundo del corazón y son por lo tanto emocionales. Los argumentos a favor del “No” son pesimistas, dudan de la buena fe de las FARC y expresan una profunda preocupación por el futuro del país.

El pasado domingo finalmente el pueblo colombiano votó en contra de los acuerdos, ganando los partidarios del "No" por un estrecho margen. La expresión del pueblo pareciera atravesarse en los destinos de la paz, pero no es así. Un nuevo columnista, defensor del Gobierno y de los acuerdos, escribe la siguiente parrafada apenas horas después de conocerse los resultados:

“Los del No apelaron a los más bajos trucos. La campaña de la oposición a la paz fue intimidante y especulativa. Se pusieron a difundir hipotéticos escenarios catastróficos. Amenazaron con un ‘Timochenko’ presidente; con que las amas de casa pagarían el costo de la paz en el mercado; con que existirían repúblicas independientes; con que quitarían las tierras para dárselas a las Farc. La campaña del No fue una pedagogía de la mentira.”

Un ex-presidente del Senado propone repetir la votación por la influencia del huracán Matthew en la votación. Es de presumir que el fenómeno meteorológico afectó más a los partidarios del "Si" que a los del "No".

Los abogados Jorge Eliécer Molano y Elmer Montaña demandan al Senador Alvaro Uribe por promover una campaña cuya estrategia de manipulación engañó a los ciudadanos.

El Presidente Santos recibe el Premio Nobel de la Paz.

Tal parece que los partidarios de la Paz, tanto los de acá como los del otro lado del Atlántico, se niegan a aceptar el resultado del plebiscito. Están dispuestos a utilizar la Ley, la Prensa mundial, el clima, lo que sea, con tal de pasar por encima de la voluntad del pueblo expresada democráticamente en el plebiscito. ¿Para que votamos entonces? ¿Acaso en una democracia los perdedores pueden desacatar la victoria de la mayoría?. Todos los que votamos nos comprometidos a aceptar el resultado de la votación; eso es Democracia. Pero cuando el voto es pasional las contiendas electorales se vuelven reyertas entre tribus, manadas y galladas, como las peleas de barras bravas al final de un partido de futbol. ¿A quien se le puede ocurrir que en una democracia hay que repetir las votaciones buscando que ganen quienes perdieron la primera vez?. 

La descalificación a los ganadores tiene el mismo contenido pasional de los viejos enfrentamientos entre liberales y conservadores que desembocaron en la violencia política del siglo pasado. Eso es lo que pasa cuando la propaganda le revuelca el corazón al electorado. El enardecido columnista de marras es un ex-ministro y ex-embajador ante los Estados Unidos de América!. Es inaceptable que personas de semejante talla vean la Ley como la herramienta para que se impongan los perdedores; como si viviéramos en la Venezuela del señor Maduro. Sería una herida indeleble en la Democracia colombiana que se callara a garrotazos la opinión de la mayoría.

 

 

 

Picture retrieved from https://www.flickr.com/photos/vicki_burton/10521285695

Credits: Vicky Burton

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